«Huele a verano y no es solo la típica frase que anuncia la proximidad de las vacaciones».
Están a la vuelta de la esquina y ya se nota en el ambiente. Como cada año vendrá cargado de aromas inolvidables como el de la brisa marina, fresco y salado a la vez, pero, sobre todo, cargado de recuerdos. Como el del protector solar que recuerda a los divertidos y relajantes días de playa y de piscina. También el de las barbacoas que están que echan humo con el olor a las carnes y verduras asadas a la parrilla y, por supuesto, del humo que les da ese toque único. Hay muchos más como el de las frutas frescas como el melón y la sandía, el de las flores como el jazmín, la lavanda o las rosas que florecen en esta época del año o el del césped recién cortado.
Fuentes de malos olores en verano
También se pueden percibir otros mucho más especiales y cargados de significado y el de los fuegos artificiales de todas las fiestas populares es uno de los más característicos. Además, si hay uno que ejemplifica perfección a lo que huele esta estación es el petricor. Es decir, el fascinante olor de las tormentas cuando la lluvia cae sobre la tierra caliente. Tiene su encanto. Perfumes agradables, llenos de simbolismo, capaz de transportar a las personas a una playa desierta o a una casa de campo… Sin embargo, si a algo no debería oler el verano es al sudor derivado de la excesiva transpiración especialmente en el calzado, al moho y a la humedad de las toallas mal secadas o al de la basura descomponiéndose al sol. También son muy típicos, pero no deberían serlo. En julio, agosto y septiembre, tan solo debería oler a eso, a verano.
¿Por qué se producen más malos olores en verano?
No hay ninguna duda. Todo el mundo lo habrá notado en más de una ocasión. Año tras año. A medida que los termómetros van subiendo los malos olores también van en aumento. Tienden a ser más frecuentes e intensos debido a una combinación de factores ambientales entre los que, por supuesto, se encuentran las altas temperaturas, pero también otros como la humedad o la propia actividad biológica de los organismos:
#1. Mayor temperatura: Cuánto mayor sea, más rápida será la descomposición de la materia orgánica como los restos de comida, la basura y otros desechos. Durante este proceso además se liberan compuestos volátiles que son los responsables de los malos olores. Eso, por un lado, porque por el otro también tiene que ver con la transpiración. No es ningún secreto. En verano, las personas sudan más debido al calor y, aunque el sudor en sí no tiene un olor fuerte, las bacterias que lo descomponen sí los producen.
#2. Aumento de la humedad: El ambiente propicio para que bacterias y hongos se desarrollen y multipliquen. La humedad crea un ambiente ideal para la proliferación de bacterias y hongos, que son responsables de la descomposición y, por tanto, de la generación de olores desagradables. Además, su combinación con el calor favorece la evaporación de líquidos en basura, desechos y otros materiales, lo que libera más compuestos volátiles al aire y eso, sin duda, puede ser un problema para el olfato y la salud. También la señal de alerta de que algo no va del todo bien.
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#3. Mayor actividad microbiana: como consecuencia de las dos anteriores llega la tercera. Las bacterias que descomponen la materia orgánica como, por ejemplo, los restos de alimentos y el sudor entre otros, se reproducen más rápido en temperaturas cálidas y ambientes húmedos. Esta descomposición produce gases como el amoníaco y el sulfuro de hidrógeno, que tienen olores fuertes y desagradables. Olores fáciles de reconocer y no solo en los contenedores de basura de la calle, también en los frigoríficos con la comida que consumimos. En verano se pone mala antes.
#4. Factores humanos: Si en invierno apetece más a las personas estar en casa calentitas y alejadas del mal tiempo en verano sucede todo lo contrario. Es el momento de salir y divertirse y, además, hacerlo al aire libre. Es la época de las barbacoas, los picnics en el campo y los almuerzos en la playa… lo que puede llevar a una mayor acumulación de basura y de residuos en las playas, los parques y otras áreas públicas. Sucede también en los transportes públicos y en los hogares en áreas de almacenamiento de comida. En verano se descompone antes y huele peor.
#5. Procesos naturales intensificados: no es solo cosa de la basura y de las acciones del hombre. Se trata de un proceso natural que se intensifica en esta época del año. Sin ir más lejos, el agua estancada, tal y como sucede en estanques y lagos, pueden experimentar un crecimiento excesivo de algas debido al calor y cuando mueren y también se descomponen, liberan este tipo de olores desagradables. Lo mismo sucede con los restos de vegetación, los excrementos de los animales y con otros muchos elementos naturales que forman parte de los diferentes paisajes.
La forma más natural de eliminar los olores en verano (o en cualquier época del año).
¡Está claro! Los malos olores son más prevalentes en verano debido a la fatal combinación de calor y humedad. Así se favorece la descomposición de materia orgánica y la proliferación de ciertos microorganismos como bacterias y hongos. Además, el aumento de actividades humanas al aire libre y la rápida descomposición de alimentos también contribuyen a la mayor presencia de olores desagradables en esta época del año. Sin embargo, la solución es mucho más sencilla de lo que parece y, además, se encuentra en la propia naturaleza con Don Bio Fresh de G2 Green. Un limpiador que contienen enzimas naturales que descomponen las moléculas orgánicas que causan malos olores a diferencia de los limpiadores tradicionales que simplemente enmascaran los olores con fragancias. Definitivamente atacan la raíz del problema. Tiene grandes beneficios:
- Eliminación eficaz de olores: Los limpiadores enzimáticos como Don Bio Fresh de G2 Green son especialmente efectivos contra olores orgánicos, como los producidos por el sudor, la basura y los desechos de mascotas.
- Prevención de olores: Al descomponer todas, o la mayor parte de las moléculas orgánicas, los limpiadores enzimáticos no solo eliminan los olores actuales y presentes, sino que también previenen que vuelvan a aparecer en el futuro.
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